martes, 21 de diciembre de 2010

Para un dibujante cualquiera

A mano alzada y sin rostro dibujo un mundo humano...
Se es tierno cuando parlamos de sentimientos mutuos e inesperadamente acaricias las fronteras comunes del cielo adormecido;
Estás pálido, silencioso y muerto...
Tal vez la realidad me ha dejado después de correr tantos kilómetros,
después de inclinarse para fracasar.
Mis cabellos han sido cortados sin presión alguna, por cierto mago ermitaño, que me indicó el camino del destino inverso.
Dudo mucho que las sombras sean monótonas o negras... Son sólo sombras, nada más;
¿He manifestado ya mi temor por el miedo?
Cuando el miedo me atrape, me sentaré en la tumba de mi madre, y le lloraré sangre;
Me apiadaré del diablo y secaré mis lágrimas en su lecho,
partiré al sol y me destrozará en pedazos,
he pensado también en cómo he de morir:
Moriré siendo humana, dibujando un mundo divino, a mano libre.

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